Me tomé un momento para releer las entradas antiguas de mi blog y esencialmente regreso para pedir una disculpa sincera por hacerlos partícipes de mis problemas viejos. Me causaron gran vergüenza (que podría catalogar como ajerna) pero ya me di a la tarea de eliminar las publicaciones que de plano ya no aportaban nada a la nueva realidad que se cierne sobre mi (y nosotros).
Entre los muchos ires y venires de la vida en este momento estoy en la república hermana de Canadá, en una ciudad fría y simple llamada Edmonton. Cuando vine a este lugar venía con toda la macabra intención de iniciar un blog para narrar las aventuras cotidianas que sucedieran a lo largo de esta "aventura", pero tuve que juntar las peripecias de dos meses para poder escribir tan siquiera una entrada en este blog.
Me preguntan que por qué estoy tanto tiempo en Facebook, que por qué no salgo a caminar por las calles de Edmonton o por qué no me voy de vacaciones a dar la vuelta por Canadá. Todo esto tiene una explicación muy sencilla: ridiculously expensive. Lo único barato es el agua, porque tomar agua de la llave es seguro y no te mata. ¿El centro comercial más grande del mundo? Tiene el aspecto de Plaza Patria con el slogan de Plaza del Sol: "TODO". Efectivamente hay de todo, pero es un centro comercial bastante feo. Y tan grande que no resulta agradable caminarlo todo, aunque he de admitir que en parte se debe a que no debo gastar en chucherías.
A veces respirar afuera de los edificios es como comerte un chicle de menta; la nieve rechina bajo los zapatos y el lodo smoothioso chapalea bajo las suelas y te congelas desde adentro.
Les platico: un día así sin más ni más la temperatura bajó hasta -35ºC y con el viento se hacían -45º. En esos días estábamos a más de 50 grados de diferencia con mi ciudad querida y adorada. Casi vomitaba del frío tremendo que estaba haciendo y así tuve que esperar el camión por 10 minutos que parecieron una eternidad. Ahora bien, las clases.
Están bien, son sencillas y fáciles de pasar. Porque como el Tec no hay dos, Grant MacEwan es bonito, pero facilón. Aunque a veces está complejo por la barrera del idioma, más que nada. A mi me cuesta trabajo entender lo que dicen las personas en inglés y a eso súmale que caí en el programa de escritura profesional. Sí, está pesado.
Como sea, eventualmente escribiré más cosas que se me ocurran, probablemente la próxima semana porque de repente se juntó el trabajo.
Chau.
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